Los materiales impresos forjan conexiones emocionales que los canales digitales no pueden replicar. Involucran múltiples experiencias sensoriales: tacto, textura visual e interacción física—creando encuentros memorables con la marca que trascienden la comunicación basada en pantallas.
A diferencia del contenido digital, los materiales impresos se convierten en artefactos tangibles que los clientes pueden sostener, revisar y conectar personalmente.